martes, 10 de febrero de 2015

Declaración de amor.

Cuando los días amanecen oscuros
y las noches tan cerca están.
Cuando las tardes pronto se acaban
y los mediodías no brillan al llegar.
Cuando la mañana es menos mañana,
pues a nadie parece ilusionar.
Cuando el anochecer es tan oscuro,
que ha nadie puede engañar.

Entonces tú preguntarás:

¿Dónde se esconde el sol,
que nunca llega a alumbrar?
¿Dónde encontraré a la luna,
si no es en tu sofá?

A lo que yo responderé:

¿Acaso no eres tú,
quién guarda la luz?
¿Acaso no eres tú,
quien libera la luna?

Y ante mi sorpresa
supiste replicar:

No soy yo quien guardo el sol,
es él quien decide no salir
al ver la luz que desprendes.

Ni soy yo quien libera la luna,
es ella quien sale,
pues una estrella como tú
debe estar acompañada.

¿Es esto amor?
Dije sin pensar.

Tal vez sí,
o puede que no.
Solo puedo confirmar
lo que siento junto a ti,
y esto no es más
que no saber estar sin ti.
Pues una rosa vivirá en mala tierra,
sabiendo que el agua y la luz no le van a faltar.

Pues para mí será vida,
si a mi lado te voy a encontrar.

Ante esa declaración de amor,
no hice otra cosa que llorar,
y besar sus labios con pasión
mientras caíamos en el sofá.