domingo, 22 de junio de 2014

Se enamoró.

Se enamoró.

Como se enamora un náufrago del mar,
un perdido al encontrar
o un egoísta al compartir;

un músico de los aplausos,
un escritor de la tinta
o un actor de su guión;

unos padres al engendrar,
los niños de jugar
o unos abuelos al morir.

Como se enamoran las sandalias del verano,
los tacones de los vestidos
o el rimel de llorar;

el cajón de las camisetas,
las sábanas de la cama
o el sofá de la televisión;

un libro del marca páginas,
la impresora de los folios
o la ventana del cielo azul.

Se enamoró.

Porque aquella sonrisa brillaba,
más que cualquiera que ella nunca hubiera visto.
Aquella mirada la miró,
como nadie la había mirado.
Aquella boca pronunció,
lo que jamás le habían dicho.

Se enamoró.

Sin darse cuenta y sin saber,
que era lo que ahora iba a pasar.
Esperando que aquellas manos la tocaran,
y aquellas piernas no la dejaran escapar.