sábado, 1 de febrero de 2014

Día tras día, noche tras noche.

Es muy fácil dañar un corazón,
pero es mucho más fácil dañar su interior.

Sus sentimientos,
los pequeños personajes
que nos dicen como nos sentimos.

Una pequeña fisura en el corazón,
no tiene repercusión.
Se cierra igual que se abrió
y con el tiempo cae en el olvido.

Sin embargo,
¿qué es de aquellas heridas que dejan cicatriz?

Pasa que te duele cada vez que recuerdas lo que pasó,
pasa que cuando el aire la roza
todo tu cuerpo se estremece,
pasa que son heridas mal cerradas,
que se vuelven a abrir.

Heridas mal curadas que dejan salir sentimientos...
de odio, de rencor, de impotencia
de violencia, de gritos, de dolor
de una espiral que se repite día a día,
acostándote cada noche
deseando que lo vivido nunca fuera real.

Pero cuando despiertas ves que no,
que todo es de verdad
y en lo que para mi es un acto de valentía,
decides acabar con todo
de la forma más sencilla.

Adiós mi mundo,
ha sido un placer conocerte.

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