El destino es,
cuanto menos, caprichoso.
Él elige las personas a las que conocemos
y aquellas a las que olvidamos.
Nos dirige en nuestra aventura,
nos marca un camino con unos pasos.
El problema es cuando tú,
tu cabeza y tu corazon
tienen unos planes,
totalmente diferentes a los del destino.
Por mucho que te empeñas,
no puedes olvidarte de esa persona,
no puedes dejar de querer a otra,
o simplemente no te puedes enamorar
de quien quisieras.
Pero el destino es así,
caprichoso.
Y sea lo que sea
lo que tu quieras,
se cumplirá lo que el destino,
tiene para ti.
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