Cuanto hace…
cuantos años, cuantos meses, cuantas semanas, cuantos días, horas, minutos y
segundos, cuanto hace que el Juan del Enzina es nuestra segunda casa. Ese sitio
que cuando hablas de él, nunca dices nada bueno, y sin embargo es donde hemos
crecido, donde hemos madurado, donde hemos hecho y deshecho amigos, donde hemos
aprendido mucho más que las matemáticas, lengua, historia o inglés, hemos
aprendido a ser personas. Donde los
exámenes, las clases, pasaban a un segundo plano, y lo que realmente nos motiva
para ir cada mañana es ver a la gente que nos hace compañía y con la que
disfrutamos. Esos cambios de clase, en los que se supone que no puede haber
nadie en los pasillos, y lo que realmente están vacías son las clases.
Esas excursiones
a la catedral, al museo de León, esos musicales, ballets y obras de teatro a
las que siempre nos apuntábamos aunque solo fuera para perder clase, esos
gritos, esas risas, esas lágrimas, aprobados, suspensos, esos coma cinco que
siempre queremos subir a la nota siguiente, esos arañazos que siempre
intentamos meter a un examen para subir nota…
Haciendo un repaso, nos
encontramos a Melchor, con quien aprendimos hasta el nombre de la montaña más
pequeña de China; la palmadita de ánimo de Manolo cuando llegamos a la meta; a
Nico, que nos enseñó lo que es amar la música; los apuntes siempre perfectos de
Augusto; a Gilda, porque nadie en el
mundo se colaría con 50 alumnos en el
metro de París; a Paco, que nos ha aguantado años y años, y siempre tenía una
sonrisa para nosotros; a Araceli, por querernos como nadie y enseñarnos tanto
sobre la vida; a Marisa, gracias a quien nunca olvidaremos la tabla periódica;
a Elvira por convertirnos en superatletas; a Alberto, por hacernos reír en sus
clases de historia; el humor de Juan que dependía de si ganaba o perdía el
Celta; a Julia, por defender a las mujeres como nadie y explicarnos la fuerza
centrípeta con su llavero; ese “roncas fausta” de Alfayate a primeras horas y
sus explicaciones de sintaxis desde arriba; los chistes de Manuel en clase y
sus correos con los temas de historia; los exámenes que al final resulta que no
le han robado a Lucía; a Avelino con sus manzanas, sus vaciladas y sabe dios
que cosas más; a Irene, porque somos sus niños; Juan Carlos y su peculiar
manera de mandarnos callar “sh,sh, nos vamos callando”, mientras da un par de
palmaditas; Benigno que nos ha sacado a todos de quicio para que utilicemos el
acento británico y pronunciemos bien las tés; Oscar, o Ansgarius como es más conocido,
con sus clases interactivas y sus charlas en latín, no debéis olvidar jamás que
no es una lengua muerta, está muy viva; todos los de griego recordamos con
cariño a Jesú y sus historias sobre la
feria de Córdoba y a Paco que este año se ha desquiciado para que sepamos de
memoria las cinco posibles traducciones de un participio; la paciencia de
Antonio, en filosofía y psicología, para no gritarnos nunca y sus paseos por el
pasillo con la tele, y a Jesusa por habernos hecho disfrutar de la filosofía y
ayudarnos a estudiarla con más ganas; a ti Miguel Ángel, por alabarnos las
maravillas de Valladolid en cada clase siempre que tenías la oportunidad y a
Pilar, que a pesar de su imagen de dura y su roll de profe mala se ha ganado un
hueco en nuestro corazón; por Amelia, que se preocupa tanto por nosotros que
hasta la quitamos el sueño y nos envía correos con nuestros apuntes a las
tantas de la madrugada; a Sara, por una vida dedicada al francés y a sus
alumnos y una mención especial a José Luis, por estar siempre dispuesto a
ayudar y tener siempre buenas palabras que decir.
A todos los que hemos
mencionado y a todos los que se nos ha olvidado mencionar, gracias por haber
formado parte de nuestras vidas durante estos años.
Los hay que llevamos aquí 6
añazos y los hay que han ido llegando poco a poco, formando parte de una
pequeña familia. Lo más importante es que ya hemos llegado aquí, con esfuerzo,
ilusión y trabajo unos; y otros con más suerte que otra cosa; a ese día que
siempre soñamos cuando estábamos en primero de la ESO y veíamos a los mayores y
nos sentíamos tan pequeños… Ya veis, ahora los mayores somos nosotros; nosotros
somos los que vamos a dejar paso este año a más niños que admiren a esos mayores
y luchen por llegar hasta aquí.
Creo que un
gracias enorme es todo lo que resume el sentimiento de todos o al menos la
mayoría de los alumnos.
Un gracias al
equipo directivo y al profesorado, porque sí, hay profesores buenos y malos,
que nos caen mejor o peor, pero todos se merecen esas gracias, por haberlo
intentado, porque nosotros tampoco somos fáciles, hay que reconocerlo, gracias
a todos por habernos ayudado a aprender.
Gracias a los
padres, por haber estado siempre a nuestro lado… ya veis, nos hacemos mayores.
Y por supuesto,
un gracias enorme a vosotros, alumnos, porque somos los que nos hemos aguantado
unos a otros, y los que nos hemos ayudado y hecho de esta etapa de nuestra
vida, una de las mejores e inolvidables.
Ahora los caminos
de todos nosotros irán a destinos diferentes, con finales diferentes y metas
diferentes.
Nadie sabe si
algún día alguno de estos caminos se volverán a unir, pero de lo que si estoy
segura es que cuando nos encontremos, siempre podremos decir “te acuerdas de
cuando…” y reírnos de ello.
Dicen que la
educación es la base de toda persona, pues yo estoy orgullosa de que la mía
haya sido en el IES Juan Del Enzina.
Hace poco escribí esto de ti en mi blog "Una chica que presentó conmigo esta graduación, que se empeñó en hacer que me emocionara con sus poemas, una chica que no sabe lo grande que es porque aún no se ha dado cuenta. Espero con todo mi corazón que llegue muy, muy lejos y que yo pueda felicitarla personalmente cuando logre uno de sus sueños, o todos, que los va a lograr..." y es que no tengo palabras para agradecerte cada risa y cada momento a tu lado, en biología, ensayando el homenaje y presentando la graduación. Mil gracias Gloria, te mereces lo mejor en esta vida. Que tengas muchísima suerte y espero que nuestros caminos se crucen una vez más... Mientras tanto, sigue teniendo el recuerdo de este alocado y alegre amigo, porque yo el tuyo me lo llevo adonde vaya.
ResponderEliminarJuan Polo, yo si que estoy agradecida, porque creeme, si esto es posible, y estoy hoy escribiendo aqui, en parte es gracias a ti, y gracias a Agueda, que me empujasteis a esto de algun modo. Estate atento a este blog, porque creeme, el dia que menos lo esperes habra una entrada con tu nombre, y algo escrito dedicado para ti! Gracias de verdad, y espero de todo corazon que nuestros caminos se vuelvan a juntar, aunque solo sea un ratito a tomar algo. Un besazo enorme, te quiere, esta pequeña escritora.
Eliminar